domingo, 24 de abril de 2016

MI HIJO TIENE CÁNCER

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“Me invadió la desesperanza. Me pareció que el suelo se hundía bajo mis pies. Empecé a afligirme como si mi hijita ya hubiera muerto.” (Jaílton, al enterarse de que su hija tenía cáncer)
DESCUBRIR que un hijo tiene cáncer es una experiencia desconcertante e incluso aterradora. ¿Con qué frecuencia sucede? Según la Unión Internacional Contra el Cáncer, aunque “los cánceres infantiles representan un bajo porcentaje del total de los cánceres, cada año más de 160.000 menores en el mundo se enfrentan a esta enfermedad, la cual constituye, después de los accidentes, la segunda causa más importante de mortalidad infantil en los países desarrollados”. En Brasil, por ejemplo, se informa que “el número de nuevos casos de cáncer infantil se estima en 9.000 cada año”, según datos del Instituto Nacional de Cáncer.
Cuando se trata de un niño, esta enfermedad asesta “un duro golpe a todos los miembros de la familia sin excepción”, dice el libro À margem do leito—A mãe e o câncer infantil (La madre en la cabecera del lecho de un hijo con cáncer). El diagnóstico, por lo regular, va seguido de una operación y de sesiones de quimioterapia o radioterapia —o ambas— con sus desagradables efectos secundarios. A los padres, esto les supone un trauma que les causa sentimientos de temor, tristeza, culpa, ira y negación. ¿Cómo enfrentar tan doloroso trance?
Una importante fuente de consuelo son los médicos bondadosos y comprensivos. “Ellos pueden decir cosas que sean animadoras, o explicar y prever determinados efectos secundarios, contribuyendo así a que la experiencia sea menos traumática”, comenta un médico de Nueva York que ha atendido a muchos pacientes de cáncer.
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¿Qué pueden hacer los padres durante el impacto de conmoción?

  • Saber que lo que están experimentando es una reacción normal.
  • Buscar consuelo entre sí, el uno con el otro, o entre otros miembros de la familia o amigos.
  • Hablar con un trabajador social o enfermera del equipo de atención sobre sus sentimientos.
  • Pedir a algún familiar o amigo que los acompañe a las consultas con el médico y que hagan anotaciones de lo importante.
  • Grabar (con permiso) o tomar notas durante las juntas importantes, luego revisar las notas con otras personas.
  • Revisar la información que el equipo a cargo del tratamiento les ha proporcionado.
  • Pedir al personal médico que repita la información.
  • Recordar que los sentimientos de conmoción pasarán con el tiempo

Incredulidad y negación

Cuando los padres son informados por vez primera sobre el cáncer de su hijo, la noticia pudiera parecer increíble. Puede que su hijo no esté ni luzca lo suficientemente enfermo para padecer una afección así de grave. Puede que cuestionen si el laboratorio ha cometido algún error o si los resultados realmente son de otro niño. Puede que quieran consultar la reputación del personal o centro médico. Puede que se pregunten si el personal médico sabe tanto como deberían, y puede que opten por buscar una segunda opinión (lo cual siempre es una buena idea).
La incredulidad o negación que surge al inicio puede ser útil al temporalmente demorar los sentimientos dolorosos. También es una forma para que los padres ganen tiempo en adaptarse a la realidad del diagnóstico de su hijo y hacer lo necesario para asegurar que el niño recibirá el mejor tratamiento. Cierta negación es normal, y no es un problema salvo que interfiera con que el tratamiento sea recibido a tiempo.

Miedo y ansiedad

Es normal sentir ansiedad y temor al enfrentarse a acontecimientos desconocidos cuyos resultados no podemos controlar. Y prácticamente todos tenemos temor al cáncer. Puede que la única experiencia con el cáncer en una familia haya sido con un pariente de edad avanzada (cuando la situación podría resultar un poco más fácil de aceptar o comprender). O podría ser que haya escuchado comentarios sobre los problemas que otros miembros de la familia o amigos tuvieron con ciertos tratamientos, o que tener cáncer es una sentencia de muerte.
Los médicos no pueden garantizar exactamente cómo cada persona responderá al tratamiento contra el cáncer y el temor a la muerte es real. Resulta aterrador el hecho de tener que confiar en la experiencia y habilidad de otros para proteger la vida de un ser querido. Proteger a un hijo es normalmente la función de los padres y ahora los padres deben confiar en otros la atención de su hijo. Esto puede ser algo muy difícil para ellos.
Los cambios importantes en la vida diaria es algo que también produce alteración, y los padres podrían preocuparse de no ser capaces de hacer todo lo que se espera de ellos. También podrían estar preocupados por lo que tendrá que pasar su hijo durante el tratamiento y cómo afectará el cuerpo y la autoestima del niño. El temor a tratamientos intensivos, a un futuro incierto y a lo desconocido es natural.

¿Qué puede ayudar a los padres a lidiar con el miedo?

  • Contar con información precisa.
  • Confiar en los integrantes del equipo que administrará el tratamiento.
  • Hablar abiertamente sobre el temor y la ansiedad con el equipo de profesionales contra el cáncer.
  • Utilizar o aprender estrategias para reducir la ansiedad o la tensión.
  • Escuchar cómo otros pacientes y padres han sobrellevado la situación.
  • Tener el mayor control posible sobre los eventos que ocurran y las decisiones que se tomen diariamente.
  • Aceptar el hecho de que hay cosas que no se pueden controlar.
  • Buscar la fortaleza emocional en creencias religiosas o prácticas espirituales.

Culpabilidad

A menudo, los sentimientos de culpa comienzan a surgir una vez que los padres aceptan que su hijo tiene cáncer. Los padres tienen la gran labor de proteger a su hijo de todo peligro. Puede que cuestionen qué pudieron haber hecho que haya causado que su hijo padezca esta enfermedad que pone su vida en peligro. ¿Podría esto ser un algún tipo de represalia por errores en el pasado? ¿Es esto el resultado del abuso en el consumo de drogas y alcohol en el pasado? ¿Sería su hábito de fumar lo que provocó el cáncer en su hijo? Las madres algunas veces se preguntan si hicieron o dejaron de hacer algo durante el embarazo que pudo haber hecho la diferencia. Aquellos con un historial familiar de cáncer podrían pensar que uno de los padres es quien tiene los genes “malos”. Puede que se cuestionen sobre la seguridad en donde viven, la calidad del suministro de agua, o preguntarse sobre las toxinas en el ambiente o en el hogar. Puede que se pregunten si algo relacionado a sus trabajos podría haber causado el cáncer.
Los padres también dicen sentirse culpables por no haber prestado suficiente atención a los síntomas que presentaba el niño. Les preocupa no haber acudido al doctor con la suficiente brevedad, o no haber exigido que un especialista atendiera su hijo cuando vieron que los síntomas no cesaban. Es normal tratar de entender las causas de algún problema, pero el hecho es que actualmente nadie sabe exactamente las causas de la mayoría de los casos de cáncer. Los padres no tienen la culpa del cáncer de su hijo. Cuando haya culpabilidad entre los padres, deberán hablar sobre sus inquietudes con alguien del equipo de profesionales contra el cáncer. Es importante no dejar que los sentimientos de culpa les distraigan de todas las tareas que tienen que enfrentar cuando su hijo tiene cáncer.

¿Qué puede ayudar a los padres a manejar el sentimiento de culpa?

  • Hablar con el equipo de profesionales contra el cáncer de su hijo sobre los sentimientos de culpa.
  • Buscar respuestas a todas las preguntas sobre las causas del cáncer.
  • Realizar cambios para crear un ambiente hogareño más saludable si esto es motivo de preocupación.
  • Hablar con otros padres de niños con cáncer.
  • Aceptar que puede que nunca se sepa la causa del cáncer de su hijo.
  • Saber que querer encontrar una razón por la que algo ha pasado no va a cambiar el hecho de que esto ya ha sucedido.

Tristeza y depresión

Es un hecho que los padres sentirán tristeza en el momento en que su hijo es diagnosticado con cáncer. Todos los padres esperan y sueñan que la vida de sus hijos sea saludable, feliz y sin problemas. El cáncer y su tratamiento cambian ese sueño. Los padres lamentarán la pérdida parcial de dichas esperanzas. Durante la lamentación, puede que sientan desesperanza por la recuperación de su hijo. También sienten tristeza al pensar en los días difíciles de tratamiento que tienen por delante. La intensidad de sus sentimientos a menudo corresponde con la perspectiva de recuperación que presenta su hijo, pero también refleja su propio temperamento y personalidad. Un padre puede ser más optimista por naturaleza, mientras que otro puede reaccionar con más temor a los resultados negativos ante cualquier problema que enfrente.
Al comienzo, puede que los padres tengan dificultad para comer o dormir. Puede que no tengan las energías que necesitan para realizar las labores cotidianas o para enfrentarse a todo lo que requieren hacer. A menudo los padres indican que se sienten abrumados. Desafortunadamente no se puede evitar que los padres en ocasiones tengan estos sentimientos dolorosos y desagradables una y otra vez durante el transcurso de la enfermedad de su hijo.
Sin embargo, los padres y familiares por lo general encuentran una manera de adaptarse a los cambios en sus vidas. Por lo general encuentran la forma de mantener parte de la calidad de vida de ellos mismos, de la familia y de su hijo enfermo durante estos momentos.

¿Qué puede ayudar a los padres a sobrellevar la tristeza, la depresión y la aflicción?

  • Encontrar las formas de expresar sus sentimientos, como hablar, escribir y/o permitirse llorar.
  • Pedir y darse apoyo entre sí, y con familiares y amigos.
  • Usar el apoyo por parte de los trabajadores sociales, consejeros, enfermeras, psicólogos y médicos.
  • Buscar el apoyo espiritual, conseguir asesoría de sus pastores religiosos, y buscar alivio en la oración, meditación u otras prácticas espirituales.
  • Cuidar de sí mismos: comer bien, descansar y atender bien su aspecto físico.
  • Atender sus necesidades, ya sea de medicamentos o de cuestiones de salud física y/o emocional.

Enojo

El hecho de que el cáncer amenaza la vida de un niño inocente provoca a menudo el enojo de los padres ante las crueldades e injusticias de la vida. Cuando un ser querido es atacado, incluso por la enfermedad, es fácil querer culpar a alguien o preguntarnos “¿por qué a mí?” o “¿por qué a nosotros?”. En ocasiones este enojo es manifestado contra los médicos que encontraron el cáncer o contra quienes explicaron el plan de tratamiento. Otras personas se enojan con un mundo en el que los niños se enferman, sufren y mueren. Los padres también se alteran por los problemas que saben que su hijo afrontará, como las exámenes y procedimientos médicos dolorosos.
La frustración diaria de tener que lidiar con un enorme y complejo sistema de atención médica, en un entorno extraño y con numerosos proveedores de servicios médicos también puede ser motivo de malestar. Puede que los padres sientan resentimiento mutuo por cuestiones pasadas o presentes que ahora afectan el tratamiento de su hijo. El enojo también podría dirigirse a familiares o amigos que hacen algún comentario imprudente o que están demasiado ocupados para proporcionar algún apoyo. Dejar que se acumule esta tensión y que estalle en una explosión de enojo no es útil para nadie ni sirve en lo absoluto para el hijo.
Algunas veces, los padres sienten culpabilidad cuando les toma por sorpresa percatarse que están enojados con su hijo enfermo o cuya enfermedad está causando tantos problemas, o que no coopera con los médicos y enfermeras. Algunos padres ocultan su enojo o incluso niegan que se sienten así porque creen que tener tales sentimientos no es apropiado. Otros expresan su enojo de forma explosiva y hostil descargándolo contra otras personas. A veces, los otros hijos en la familia se convierten en un blanco conveniente de dicho enojo. En vista de que los padres y los médicos deben trabajar juntos para ayudar al niño o adolescente a lidiar con el cáncer y su tratamiento, es importante encontrar maneras saludables de expresar el enojo. Esto también es importante para encontrar formas sanas de resolver las quejas que sí sean válidas.

¿Qué puede ayudar a los padres a manejar el enojo?

  • Aceptar que el enojo es una parte normal de este proceso.
  • Entender la raíz del enojo en cada situación.
  • Expresar el enojo de una forma adecuada.
  • Encontrar soluciones cuando se justifica el enojo.
  • Hablar sobre los sentimientos de enojo con el personal de apoyo o los profesionales de la salud mental.
  • Buscar liberar la tensión mediante la actividad física (como caminar, hacer ejercicio o practicar deportes).
  • Encontrar un lugar privado para desahogarse, como gritar y llorar.
  • Expresar los sentimientos mediante escribir en un diario.
  • Hablar con otros padres que han experimentado sentimientos similares.
  • Dejar que el enojo se disipe, aceptar que no hay nadie a quién culpar y encontrar formas de canalizar la energía para apoyarse entre sí, y ayudar al hijo y a la familia.

¿COMO VIVIR LEJOS DE MI FAMILIA?


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LA DESPEDIDA........

Algunos consejos para manejar el proceso de las despedidas y vivir lejos de tu familia y amigos.
En el mundo de hoy en día nos encontramos viviendo la realidad de tener a personas muy queridas viviendo lejos de nosotros o planificando emigrar. Es una condición que nos ha tocado vivir a muchos generado por distintas razones y definitivamente lleva a replantearse cómo hacer para mantener vivo tantos afectos, y poder trasmitir a nuestros hijos los valores de familia y de amigos que tanto nos han llenado a lo largo de nuestra vida.
El proceso migratorio no sólo es difícil para la persona que se va, sino para las que se quedan, ya que los lazos van en ambas direcciones.
Estar a muchos kilómetros de sus familiares no significa que el vínculo deba debilitarse, pero sí implica un esfuerzo mayor en mantenerlo, sobre todo para nuestros hijos. Hay familias que viven muy cerca, y suelen no verse o nutrir estos vínculos… por lo cual, la distancia, a pesar de que requiere mayor esfuerzo conciente, no será excusa para que nuestros hijos, sobrinos, tíos, abuelos, o primos puedan mantener esta conexión e incentivar el valor de la familia y amigos queridos.
Lo primero que hay que tener presente, es que nuestro modelaje como padres será siempre fundamental para abordar la distancia de la familia y amigos, este nexo dependerá fundamentalmente de cómo nosotros abordemos el tema y seamos capaces de crear las circunstancias y medios para darle importancia y lugar a nuestras conexiones.
Emigrar implica siempre un temor emocional a separarse de los tuyos, es un proceso complejo y requiere de preparación anticipada, por ello doy algunas recomendaciones para aquellas personas que planifican hacerlo o que ya lo han hecho recientemente.
1- Los que se quedan van a estar bien. Trasmitir a tus hijos que se van a otro lugar porque en el país hay mucho peligro, y estarán mejor, es un mensaje peligroso, el mensaje debe ser “nos mudamos a un lugar que nos ofrecerá otras oportunidades y aprenderemos juntos de ellas”. El núcleo familiar adquiere una importancia fundamental de apoyo.
2- La mudanza no es un tema tabú en la familia: independientemente de las circunstancias en que se de la emigración, generalmente nos sentimos incómodos y tristes por la despedida. En la medida en que la familia y amigos se involucren, se sentirán más relajados para hablar del tema y expresar sus inquietudes y emociones. Omitir tema genera más ansiedad en todos.
3- Seguir disfrutando y planificando de momentos especiales, durante el proceso de mudanza, y después de éste. Planificar encuentros, visitar lugares favoritos, organizar reuniones de amigos, etc. Todo es válido como proceso de preparación para la llegada del momento.
4- La relación familiar no se acaba, no es un luto, es una despedida y un comienzo de un nuevo capítulo en la vida de ambas partes. Mientras se mantenga siempre presente ese mensaje, estaremos viendo la despedida desde una perspectiva más positiva.
5- Hablar de cómo queremos comunicarnos, y qué costumbres queremos mantener con amigos y familiares.
6- Identificar cosas que queremos mantener y llevar con nosotros, en la distancia hay objetos que recobran mayor valor y significado. Este aspecto no sólo es importante para los adultos, sino fundamental para los niños.
7- Conocer el lugar a donde vamos. Investigar, organizar esos primeros días, reunir información que pueda bajar la ansiedad tanto de los padres como de los niños. En este caso los abuelos pueden conversar con sus nietos acerca de ese lugar, qué cosas van a aprender, etc.
8- Crear rituales flexibles que permitan mantenernos en contacto con la familia. En la rutina comienzan a extrañarse mucho, y sentir un vacío en momentos y fechas particulares. Es normal extrañar, por ello es necesario mantener maneras de comunicarse, escribir notas, utilizar redes sociales, mandar algo especial con alguien que viaje, el skype y distraerse será fundamental.
9- Romper costumbres es difícil, es un proceso natural y es a lo que más cuesta despedirse. Recuerden que también están formando su familia, y pueden recrear estas costumbres con sus hijos. Las tradiciones familiares se mantienen de generación en generación, sin importar el lugar.
10-Hacer sentir a los niños que comenzar en un país nuevo es una experiencia rica en cultura, tanto para ellos como para las personas con quienes se van a relacionar. Seamos creativos al usar nuestro propio ingenio para mantener a sus familiares emocionalmente cercanos. Especialmente los pequeños de la casa, necesitarán mantener vivo ese contacto, y aprender a manejar la cercanía-distancia de manera natural.
Finalmente, les recordamos que a pesar de la distancia, el que se queda nunca será olvidado porque no vive en una locación geográfica, vive en el corazón de cada uno de los inmigrantes. Los nexos emocionales que han sido fomentados de manera espontánea y han crecido naturalmente no serán olvidados.
Al emigrar lo más importante es saber establecer un equilibrio sano que nos permita manejar la distancia emocional de nuestras raíces para poder emprender un nuevo camino de manera positiva y enriquecedora para toda la familia

viernes, 22 de abril de 2016

COMO SUPERAR UNA RUPTURA DE PAREJA



¿COMO SUPERAR UNA RUPTURA DE PAREJA?

     Cada vez son más las parejas que deciden romper su relación después de un tiempo de malas experiencias. A menudo no es tan traumática la separación como más tarde el divorcio. Aunque la separación supone una ruptura de la relación, siempre puede haber marcha atras y esa esperanza se mantiene durante largos periodos de tiempo. Tarde o temprano llega el divorcio legal y hay que firmar los papeles: es el momento de enfrentarse a una situación que en muchos casos se ha dejado aparcada y sin solución. 

     Una separación no significa que la vida familiar se rompa si no que ahora es una familia distinta: uno de los padres debe salir de la casa. El progenitor que abandone el hogar será el que vera menos a los hijos ya que el otro compartirá con ellos.

     De la separación no solo sale afectada la pareja si no también los hijos ya que ellos están acostumbrados a vivir con sus dos padres y tienen una rutina de vida que cuesta mucho abandonar. Los padres ahora no solo tienen que lidiar con su pena o rabia por esta separación si no que también con la pena, la rabia o la culpa que los hijos puedan sentir.

Si además ha sido el otro quien ha elegido unilateralmente abandonar el viaje en común, la dificultad para aceptar la ruptura es significativamente mayor. Cuando la otra parte “lo deja” pueden aflorar sentimientos de:

.-culpabilidad (“podría haber hecho algo para impedirlo”
.-abandono (“me ha dejado completamente solo”) 
.-(“¿quién me va a querer a mí ahora?”)

FASES DE LA SEPARACION: 

PRIMERA FASE DEL DUELO:
Aunque los primeros momentos serán malos, son necesarios para poder analizar bien la situación y poder seguir adelante con su vida.

En los primeros días antes o después de la firma de papeles, se vivirá en gran medida toda la parte emocional, llanto , pena, preocupación, preguntas sobre el porqué de la situación, rememoración de momentos pasados, culpabilidades,etc.

Cuando pasamos por una etapa altamente emocional y estamos deprimidos , angustiados, etc, es mejor no tomar decisiones importantes porque podemos equivocarnos: nuestra culpabilidad o nuestra responsabilidad nos puede hacer tomar decisiones erróneas de las que nos arrepentiremos más adelante.

Si la situación se presenta de forma precipitada no hay que tomar decisiones:hay que buscar ayuda y asesorarse con un profesional que nos ayude. El profesional no estará involucrado emocionalmente y podrá luchar mejor por tus intereses y propiedades.

SEGUNDA FASE DEL DUELO:
Una vez superada esta primera fase se comienza una segunda etapa en la que la persona empieza a aceptar lo sucedido. Poco a poco se va adaptando a su nueva situación y aparecen nuevas preocupaciones como las pérdidas económicas, materiales, de propiedades...

Muchas personas aceptan sin luchar los pormenores de la separación: en muchos casos pierden, así, gran parte de sus derechos. Esto se debe a que toman decisiones en un momento poco adecuado.

TERCERA FASE DEL DUELO:
Una vez superada esta etapa la persona comienza a sentirse mejor y estará preparada para reorganizarse de nuevo. Se inicia una nueva vida en solitario y los remordimientos, resentimientos, odios, miedos e inseguridades solo servirán para paralizarse. Es el momento de reorganizarse economicamente, socialmente, el tiempo de ocio, etc.: ahí ya estaremos en el camino de la recuperación.

En este momento es importante reiniciar alguna actividad nueva que nos aporte bienestar, algo que sabes que nunca hubieras hecho con tu pareja, así podrás sentirlo como algo bueno que has sacado de la ruptura. También es el momento de retomar antiguas amistades sin miedo. La familia puede ser un punto de apoyo: es importante no aíslearse, acudir a fiestas y compromisos familiares. Hay que hacer de la ruptura algo natural, no intentar ocultarlo.

Elegir bien a las personas con quién compartir tu situación, quien merece la pena y quien no: no dejarse influenciar por comentarios de personas que, a pesar de ser familia, no saben nada de ti. Se puede comenzar a estudiar, retomar aquello que nos gustaba, iniciar actividades de ocio que permitan conocer gente nueva.

¿ QUE DEBO HACER?









 
     Aunque se diga que el tiempo lo cura todo, el tiempo no cura en sí, cura lo que haces durante ese tiempo. Por supuesto, cada cual tiene que encontrar su camino para poder superar las pérdidas, y no todas son iguales, depende de muchas variables, y poder exponerlas y desarrollarlas excedería este espacio. Pero hay algunas recomendaciones que ayudan a dar pasos en el proceso de duelo. Para ello vamos a centrarnos en el duelo de las rupturas de pareja.

     Hay que buscar personas que te permitan estar mal sin tener miedo a verte mal Todo camino tiene un primer paso y el primero es empezarlo. Ningún camino se hace si no se inicia. Permitir sentir el dolor, vivir solo día a día y aunque las emociones sean muy intensas, conviene recordar que siempre son pasajeras.
Pedir ayuda si se necesita y no quedarse esperando a tenerla. Aislarse en todo momento, aunque sea lo que más pueda apetecer, no es la mejor de las opciones. 

     No esperar a estar bien para hacer cosas, es a la inversa, hay que hacer cosas para sentirse bien. Encuentra un momento para ti mismo, con el dolor y los recuerdos y, después, realiza actividades, para cuidarte y darte algún capricho.

     El duelo no es olvidar, es darle un buen lugar a esa relación en nuestro interior. Pensar en ello y no sentir un latigazo de dolor. Y si es posible, recordarlo con ternura y sentir que ese tiempo fue un regalo. El duelo es aprender a vivir sin algo, vivir de otra forma. Para esto, es necesario reinterpretar la pérdida, lo que se piense va a afectar a lo que se sienta. Hay que otorgarle un significado positivo para continuar. Ese es momento para conectar con el deseo de seguir adelante.